LA HORA DE RECREO EN LOS NIÑOS
La hora del recreo
establece un respiro en la rutina de clases diarias de los escolares y suele
ser momento propicio para realizar la comida de media mañana. En un plan de
alimentación equilibrado, repartir la dosis total de comida diaria en cinco
ingestas – donde la media mañana y merienda suponen pequeñas tomas
entre comidas principales- es una opción que ayuda a mantener la sensación de
energía y evita llegar a las comidas principales con un hambre
desmesurada. Sin embargo, en la práctica, la media mañana mal elegida se convierte
en la comida que trastoca una buena alimentación.
Para comenzar, son demasiados los niños que en el recreo hacen
la primera ingesta del día. Es decir, no han desayunado y lo hacen cuando
ya llevan unas tres horas de trabajo mental en clase, además de las horas
del sueño nocturno, sin haber ingerido ningún alimento. Esto es más frecuente
cuanto mayor es el escolar, hasta el punto de que es un hábito consolidado en
muchos adolescentes. Por otro lado, es momento para el consumo de bollería
industrial, golosinas, batidos o zumos azucarados y otras golosinas, bien por
la permisividad en ese sentido, bien porque son los propios niños los que
eligen qué comprar con el dinero que se les entrega con ese fin (por cierto,
fíjense qué responsabilidad delegamos a un infante: decidir su alimentación). Y
a veces, incluso no tratándose de comida “basura”, el problema es que se toma
una ración demasiado grande (un bocadillo de tortilla de patata y un zumo, por
ejemplo). Una consecuencia de esto es que si la hora de comer no
queda muy lejos, cuando ésta llega, si el plato no es del todo de su
gusto (niños malos comedores de verdura, por ejemplo) se pueden permitir “el
lujo” de decir que no comen, y aguantar el hambre hasta el bocata de la
merienda, repitiendo la jugada en la cena y volviendo a driblar la verdura. La
otra consecuencia es la de propiciar el exceso de peso, en niños buenos
comedores que comen en exceso en la media mañana y además completan el
almuerzo.
Vistos los problemas, ¿qué soluciones tenemos?
Desayunar en casa, y para eso es necesario no haber cenado en
exceso y levantarse con tiempo para realizar el desayuno.
El desayuno completo llevaría un lácteo, pan o cereal y fruta.
Podemos dejar ésta última para la media mañana y sumarla, por ejemplo, a
un yogur.
Algunos colegios han optado por acordar impedir llevar comida al
recreo, o limitar las opciones a una fruta, un yogur o vegetales como una
zanahoria o tomates cherry , sobre todo en colegios con comedor en los que la
hora de comida comienza hacia la una de la tarde.
Respetar raciones pequeñas. El bocadillo o porción de comida debe
ser tamaño “tapa”: se trata de una pequeña toma para contentar el hambre
hasta la comida, no de una comida en sí.
Además, que la hora de recreo sea una hora de actividad física, que
suponga un paréntesis en tantas horas de pupitre. Para ello nada como recuperar
los juegos del recreo o jugar una liga de equipos deportivos. Eso sí, la
videoconsola portátil, mejor que se quede en casa.
Almagro, L. (15 de Septiembre de 2011). Dr.Luis
Almagro. Recuperado el 01 de Junio de 2019, de
http://drluisalmagro.com/2011/09/15/el-recreo-%C2%BFque-comer/
No hay comentarios:
Publicar un comentario